jueves, 30 de junio de 2011

Dancing at Lughnasa

En una noche de primavera bailando bajo la lluvia me encuentro, que tan libre me siento Señor! Pues de preocupaciones me olvido y puedo sentir al fin los llantos del cielo resbalando sobre mi cuerpo y como la tierra se vuelve húmeda cual playa bañada por la furia del mar.
Cada instante es eterno, cada instante es efímero, oh Señor, gracias por tal belleza, pues que haría yo, pobre de mí, sin esos bellos rayos que acechan por mi ventana cada mañana, y me desvelan del sueño con mi amado inmortal, que huye cual alma escurridiza,  al mis ojos abrir. ¿Qué haría yo Señor? le pregunto de nuevo, pues aquí sigo como una niña girando al son de las gotas caídas, pues más valen sencillos momentos con Felicidad y Sonrisa, siguiéndoles el compás. No deseo una vida sin pasiones, perdóneme los pecados, si eso está en su deber, pero si pecadora es el nombre que me ha sido asignado, yo, lo asumiré. No quiero que mi sonrisa muera, quiero que siga creciendo en mi interior, pues aprecio mucho la vida y deseo que siga iluminándome con ardor.



Nuwanda Mac Brádaigh Ó Faoláin.

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